Uno
de los sucesos que conmociono a Moraleja
en este año fue el asesinato del sacerdote Gabriel del Moral. Este
relato fue realizado por Miguel Caballero Pérez, entonces residente en nuestra
localidad, el llevó a cabo las conversaciones
con vecinos hoy fallecidos que le aportaron los datos orales, así mismo
el revisó los padrones para localidad los datos que se adjuntan.
Debido
a la situación actual, por la pandemia, es muy difícil localizar las fuentes
bibliográficas y los archivos que el consultó. Si es posible iré actualizando
los datos en un futuro.
Actualmente
Miguel Caballero reside en Granada y es un experto en la familia de García
Lorca, sobre el que ha publicado numerosos libros y ha colaborado en
documentales sobre su vida.
Censo población 1845
Don Gabriel del Moral,
sacerdote, era natural de un pueblo de
Albacete y según el censo de población de 1845, vivía en la casa 3
(desconocemos el actual nombre y número de la calle), en este año contaba 40
años por lo que debió nacer en 1805, y vivía con Josefa Alonso que contaba 19 años y que seguramente hacía las veces
de sirvienta. Debió de venir acompañado de su hermana María del Moral que vivía en la casa denominada con el número 93,
en este año de 1845 contaba con 42 años, nacida pues en 1798 dos años mayor que
Gabriel casa con don Antonio García
Merino, que por llevar el don en el
censo, sin ningún género de dudas debía ser persona importante o simplemente
ser el cuñado del cura en el pueblo, el matrimonio debió ser de conveniencia ya
que el citado don Antonio contaba con 34 años por lo que su esposa era mayor
que él. De este matrimonio nacieron dos hijos que se llamaron Galo y José María
de 7 y 2 años respectivamente. Esta familia debió de irse del pueblo ya que en
el censo de 1852 no aparecen como
habitantes del pueblo y debieron de vivir en el número 1 de la calle San
Sebastián Alta. En el censo del citado año 1852 aparece como propietarios de
dicha casa Gabriel del Moral aparte de otra que era la casa curato en la Plaza
de la Conda 2.
Relato
del asesinato:
Entre
el día 2 de marzo y el 5 de mayo de ese año y en la casa de la calle Sebastián
Alta nº 1 se perpetró el crimen del citado sacerdote, durante la hora de la
siesta, esto según la tradición oral, fueron dos individuos los cuales debieron
de producirle alguna herida en el cuello que provocaría su muerte, y con las palmas
de la mano machó las paredes de dicha casa con sangre, lo que haría que la
escena del crimen fuera sangrienta. Al parecer le debieron robar algunas
monedas de oro que debía tener escondidas. La misma tradición oral nos dice que
el nombre de unos de los asesinos fue el tío Jacinto.
Que
hay de verdad y cierto en la tradición oral es lo que vamos a tratar de
desvelar en las siguiente líneas.
Datos de 1865
En
un documento del 25-2-1865 se crea un expediente por el Ministerio de Gracia y
Justicia por el cual informa al arzobispado de Toledo del deterioro físico del
citado Don Gabriel del Moral que debido a su edad pide que sea relevado por
otro y que la dotación del mismo sea de 3.000 reales. Recordemos que tenía en esta
fecha 60 años y que seguía siendo cura sin que le mandaran relevo hasta su
muerte en 1873 con 68 años. Aunque según documentos del obispado debió de tener
una presbítero llamado Juan José Álvarez. Sobre este presbítero, natural de la localidad
hay datos en el Archivo Diocesano de Getafe
En
un documento que se conserva en el archivo del Ayuntamiento de 5 de mayo de
1873 se relatan las gestiones y los gastos realizados por las averiguaciones de
los autores del crimen y su puesta ante la justicia en el juzgado de Getafe el
importe de dichas gestiones fue 138 reales de los que la familia del cura
aportó 80, en este documento no se aporta el nombre de ninguno de los dos
autores, lo único que aporta son las pesquisas en los pueblos de los
alrededores en la busca de los autores, lamentablemente no se ha podido
consultar los archivo del partido judicial de Getafe, (documentación hoy
custodiada en el Archivo Judicial Territorial de la Comunidad de Madrid). Tras
numerosas gestiones no se ha podido constatar la existencia de los mismos en
este año, también se han consultado las hemerotecas, con los periódicos de la
época El imparcial y El Debate y de ahí no se ha podido sacer nada relevante
que pudiera aclara dicho crimen, pues los periódicos de esta época era
periódicos de opinión pública y a las noticias le dedicaban un pequeño espacio,
por lo que eran casi telegráficas y en muchos casos no aparecen ni los nombre
de los implicados en los sucesos.
Si
recurrimos de nuevo a la tradición oral esta nos dice; que durante el entierro
del sacerdote un vecino observo como el llamado tío Jacinto llevaba alguna
sangre en la ropa por lo que fue inquirido por el mismo para que explicase el
origen de la sangre, esta conversación debió ser oída por el sacristán Nemesio Panadero el cual a voz en grito
acuso al referido tío Jacinto como
el autor de la muerte de su cura. Inmediatamente fue detenido y confesó su
crimen.
Sobre
el tío Jacinto, según de nuevo por la tradición oral, podemos decir que su
nombre era Jacinto Montero Rodríguez
y que en el censo de 1845 aparece como hijo de una viuda llamada Luisa
Rodríguez y que contaban con tres hermanos más Gregorio, Sebastián y Paula.
Este Jacinto era el mayor de todos y nació en 1814, así es que cuando comete el
crimen debía tener 59 años, lo que sí sabemos es que en el año 1860 vivía en el
número 1 de la calle de la Fragua. En censos posteriores como el de 1874 no aparece ningún apellido Montero salvo el
de su hermana Paula que en ese año vivía en la calle de las Huertas 1, casada
en segundas nupcias el 16-12-1867 con Valentín Martín Ollero, (era ella viuda
de Joaquín Godino según el censo de 1845) y tenía una hija llamada María Godino
Montero que nació en 1861 y que se casó con Bonifacio Martín Marqués y que
vivía en la calle Real Alta nº14 según el censo de 1898 de esta unión nacieron
4 hijos: Luisa, Claudia, Soledad y Tomás.
Tras
el asesinato de don Gabriel del Moral, fue nombrado cura ecónomo es decir
interino don Manuel Ramos Ruano, que
vino acompañado al pueblo con una hermana viuda llamada Manuela, eran naturales
de Monleras (Salamanca), el cual tenía la obsesión de que a él también podían
matarlo y en una carta del mismo al obispo dice lo siguiente: “Prefiero comer cebolla……….” , la
tradición oral dice que aparte de la carta que en su día mandó al obispo, cuando
discutía con alguien del pueblo, solía reprocharles que habían matado al cura
anterior.
Lo
que si se tiene documentado es que en el asunto del despoblamiento de Moraleja
la Mayor o Moralejita tuvo don Gabriel parte importante ya que gestionó el
23-10-1845 ante el arzobispado de Toledo la cesión al concejo de las piedra,
madera y otros elementos que se trajeron de la iglesia, sacristía y casa curato
de Moralejita. Algunos objetos se vendieron otros se añadieron a la iglesia de
Moraleja de Enmedio y parte de las piedras están bajo las calle de Moraleja
cuando se trajeron varias docenas de carros con ellas, parte de la madera se
utilizó en el años 1845 en la
construcción del chapitel de la torre de Moraleja que costó 5100 reales, que la
obra la realizó un vecino de Carranque llamado Bernardo Gallego en el que se utilizaron además de la madera
planchas de plomo.
También
durante su ministerio se restauraron las andas de la imagen de San Sebastián y
la restauración del Cristo de la Salud que fue llevado a Pinto a un escultor y
pintor llamado Fructuoso Rodríguez,
en 1845 renovó parte del vestuario de los monaguillos, acólitos y el suyo propio
ya que compró con cargo al concejo varias casullas, añalejo y una manda nueva
dorada.
En
1947 se construyó la nueva campana que fue
realizada por Fermín de Argos Corrales, natural de Isla Cantabria, que
costo 5850 reales de los que en ese año se le pagaron 13000 quedando el resto
pendiente a la espera de que no se rajara la misma.
De
la fundición de esta campana se conserva el contrato firmado el 1847 el día 31 de octubre entre otras
cosas dice que el peso de la campana
será de 40 arrobas y media y que tiene 18 arrobas de mermas se le pagan 3000
reales quedando 2.450 pendientes para pagarlos a partir de los seis meses de
fundición de la misma y si se rájese se hace responsable la casa Argos.
Como
curiosidades podemos decir que la campana a que nos referimos está colocada en
la zona sur de la torre, la que da a la actual carretera, se montó un andamio
para poder bajarla y posteriormente subirla en esta tarea de fundir la campana
trabajó 3 días Fermín Argos, en el acto de pesarla se rompió la romana lo que dio
consecuencia de que se fundiera otra y la fundición se hizo a pie de la torre
como era costumbre y al subirla a la torre debido al peso se rompieron las
maromas, que hubo que reponer, igualmente se le paso un yugo nuevo que fue
construido en Carranque por Bernardo Gallego que costo 650 reales y un badajo
nuevo que costó 46 reales.
De
los campaneros podemos decir que los que trabajaban para el arzobispado de
Toledo, como en el caso de Moraleja, la mayoría era de la zona de Santander
concretamente de Ajo, Bareyo y Güemes, Isla, Maruelo y Nlos cuales salían de
sus pueblos y valle en los meses de febrero para fundir campanas en estos
lugares y tras varios meses de campaña, volvían en los meses de noviembre a sus
pueblos, significando que las deudas muchas veces no las podrían cobrar a los
concejos y que tales deudas eran heredadas por sus sucesores los cuales
intentaban con diverso éxito cobrarlas. El tal Fermín de Argos fundidor de
nuestra campana tiene delegado el cobro del Arzobispado de Toledo a D. Mariano
Martín Esparza, procurador del tribunal eclesiástico de Alcalá de Henares,
entre otras campanas fundió una de la Iglesia de San Andrés de Guadajara y otra
e la catedral de Sigüenza llamada Bárbara que tenía 1,57 metros de diámetro y
es la mayor de las que actualmente tiene la catedral de Sigüenza.
Este
maestro campanero se dedicó 40 años al oficio de fundidor algunos de estos
datos nos los ha proporcionado el historiador de Santander D. Luis Escallada
González[i] es unos de los mejores
especialista en este tema que existen en España y desciende de Fermín Argos.
[i] BREVE
GUÍA DE MAESTROS FUNDIDORES DE CAMPANAS DE CANTABRIA, ALTAMIRA REVISTA DEL
CENTRO DE ESTUDIOS MONTAÑESES. TOMO LXX Santander, 2006
En la página 39 aparecen los datos de Fermín de Argos
Corrales y el dato de nuestra campana, ver artículo completo en el siguiente
enlace:
http://campaners.com/pdf/pdf333.pdf